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martes, 16 de noviembre de 2010

"DE AQUELLO DE LOS HOMBRES Y LOS CANALLAS"

Vamos por partes como dijo Jack el destripador y los Estopa.

Hubo una época en la capital que en las crónicas de ciertos periodistas melancólicos por, probablemente, un paso del tiempo que les recuerda actualmente que ya de aquella les tocaba crecer, que transmitían diferentes sensaciones sobre aquel mundo que les rodeaba y que se difuminaba cada madrugada en una rara mezcla explosiva de libertad y cultura a partes iguales.
Aquellos cronistas dibujaban con palabras un submundo enterrado en locales bohemios de calles oscuras con sabor a tabaco y whisky a palo seco.
Y allí, en estos lugares satánicos para una burguesía poco preparada para cambios democráticos, surgieron voces discordantes, críticas e irónicas que reflejaban por fin en voz alta el final de una censura episcopal dando paso al maravilloso mundo (en aquel contexto) del libertinaje.
¡Y vaya si crecieron!
Eran otros tiempos probablemente demasiado complicados para la lírica.
Aquel colectivo de cantautores de los que por cierto, se les aventuraba un mal envejecer, crearon un determinado estilo que nada tenia que ver con la anteriormente conocida como canción protesta sin, eso sí, dejar ni un solo momento de protestar.
Y de ahí salieron voces como Aute, Sabina, Ricardo Solfa, el maravilloso Javier Krahe y demás personajes rocambolescos que pusieron banda sonora a una transición de ideas y pareceres.
Son los conocidos como generación “canalla”.

Tal expresión se ha mantenido en la sociedad definiendo a un colectivo de libre pensadores urbanos que hacen las Américas en el asfalto oscurecido por las sombras que proyectan las luces de neón en ciertos corazones solitarios que nunca quieren dejar de estar acompañados.

Al ver a José Mourinho encerrado a cal y canto en un palco demasiado oscuro en plena fiesta quiero entender que Manuel Preciado se equivoco de expresión, seguro que sin percatarse, al piropear a su “colega”.
Pero ya sabéis que nadie es perfecto aunque alguno se lo crea.

Jornada once.

En época de crisis cualquier humilde trabajador sabe de sobra a lo que se enfrenta al cerciorarse de nuevo en su entidad bancaria que sigue en números rojos.
El Zaragoza, el Levante y el Almería sabe perfectamente que ya no tienen crédito en las cajas de Ahorros confederadas.
Pero si las barbas de tu vecino están a la vista aprende la lección y no malgastes energías en vano.
Los dos grandes ya abren un pequeño hueco respecto al Villarreal (tercero) que dejo muy buenas sensaciones en el campo del Barcelona.
El Valencia cumplió con el trámite de evitar un partido complicado y una nueva pitada en casa mientras el Sevilla aprovecho un regalo al final del partido para seguir sintiéndose vivito y coleando en las posiciones en las que durante los últimos años se había acostumbrado a pernoctar.
El Depor sigue ascendiendo el Tour Malet y el Málaga, noticia, ha ganado en casa.
Supongo que harán falta dos o tres jornadas para empezar a ver ya las posiciones reales de todo ese pelotón de clubs que luchan en las ligas diferentes de un mismo campeonato.
Buen partido, algo tosco eso sí, de un Sporting que casi consigue cambiar el liderato y loable hazaña de un Atlético de Madrid que ganó sin sufrimiento en el Calderón en esa tragicomedia de tres actos con la que cada temporada nos deleitan cerquita del Manzanares.

Hablemos por tanto de teatro:

Algo huele a podrido en Abu Dabi decía un príncipe destronado algo lejos de su Principado y huérfano de ingenieros en un gran premio para olvidar.
Adivinareis que utilizo un fragmento de “Hamlet” para resaltar la indignación de un fallo de apreciación en la estrategia de Ferrari en un final de campeonato, en principio, más fácil de ganar que de perder.
Pero la vida y el deporte son así muchachos.
También existe una pequeña acotación en la maravillosa obra de Shakespeare en la que el protagonista aconseja a los actores para mejorar su interpretación, texto que recomiendo leer a algún que otro futbolista de elite de nuestra liga para evitar malos entendidos o provocaciones absurdas a contarios o aficiones.

Pero queridos canallas, no es lo mismo el ser que el estar, no es lo mismo el dejarse ver que verse, no es lo mismo asumir que reconocer y por supuesto en nada se parecen la “movida madrileña” a la Revolución de los Claveles.

Nosotros que podemos sigamos disfrutando primero en paz y después en gloria.

Nos vemos en los bares después de la hora de las brujas.

2 comentarios:

  1. Tienes razón, Mourinho no es un canalla. Pero el bueno de Preciado, en un acto de autocontrol, espetó contra él lo que a su parecer era un "insultito", con el objetivo de no pasarse de la raya, de no caer en el insulto fácil y soez y ponerse a la altura del luso.

    Pero como yo no soy Preciado, y la caverna mediática no va a cargar contra mí, digo que Mourinho es un chulo, un gilipollas y un prepotente. O como decís en la tierra vecina y hermana, un faltosu. Puxa Sporting.

    El Gallegón (...de los cojones)

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  2. yes mu grande gallegon!!!
    pa mi canalla ye un piropo y creo que pa el que escribio este post tambien.
    por eso se equivoco al usar canalla con la cantidad de expresiones que existen por ahí.
    Puxa sporting.
    un sportinguista

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