Vistas de página en total

martes, 1 de marzo de 2011

"EFEMERIDES"

Recuerdo cuando podía circular a más de ciento diez por hora por autovías para llegar a cualquier destino y tomarme una cerveza en el siempre alternado bar de al lado mientras, que recuerdos, fumarme un cigarrillo observando la prensa deportiva por encima de la barra de aquel local inventado para socializar la rutina.
Eran otros tiempos en los que cualquiera en la soledad de su escritorio podía descargarse películas en su computadora sin ninguna restricción legal e institucional con nombre de guionista nominada a los premios de la Academia.
De aquella se podía beber en las calles y las discotecas cerraban a horas no razonables para asistir a misa de doce.

Efemérides de un pasado reciente y lejano al mismo tiempo.

Un uno de Marzo la carabela “La Pinta” atracó en el puerto de Bayona (Pontevedra) de regresó de América para dar la primicia mundial señores del descubrimiento de un nuevo continente, fue también el día en que los Estados Unidos deciden experimentar en la isla de Bikini con la bomba de hidrógeno para mantener la hegemonía mundial de ser y creerse primera potencia elevada al cubo.
Adolfo Suárez gana las elecciones generales de setenta y nueve con la Unión del Centro Democrático sin saber que en el noventa y tres el litro de gasolina superaría por primera vez las cien pesetas de la época (¡menudo sablazo!)
Ignoraba también, el señor presidente, que justo un año después de su victoria electoral, el Barcelona arrasaba al Hércules en su estadio con un contundente seis a cero.
En aquel primer día de aquel tercer mes de aquel primer año del nuevo decenio, Enrique Castro abandonó con prisas el estadio con la satisfacción de los goles marcados y el buen trabajo de un equipo que anunciaba sus opciones de aspirar al triunfo de un campeonato liderado entonces por el Atlético de Madrid.
Mientras se dirigía a su domicilio en busca de su coche para ir a buscar a Nieves (su mujer) al aeropuerto, tres individuos (dos mecánicos y un electricista apurados por las deudas), le obligaban, pistola en mano, a agacharse en el asiento del copiloto de un desconocido vehículo en contra de su voluntad.
Comienza entonces el secuestro más famoso y más mediático de la historia del fútbol español y un calvario para familia, compañeros y allegados durante los veinticuatro larguísimos días en los que se desconoció totalmente el paradero y la integridad del jugador.
El feliz desenlace tuvo mucho que ver con la incompetencia de unos delincuentes que jugaron a serlo cometiendo errores propios de vodevil cómico ochentero de cine americano.

Nunca olvidará el nueve del Barça aquel uno de Marzo.

Actualmente las carteleras no anuncian películas de Andrés Pajares, los estamentos políticos recuerdan con tranquilidad el golpe de Estado y las bandas terroristas no inundan de sangre las calles del país.
Ahora los conocidos como MVP (most valuable player) disponen de seguridad privada que impide cualquier posible altercado para el jugador y la institución.

Con esto quiero decir, por si algún amigo lector no me acaba de pillar el posible concepto, que para mí, Enrique Castro “Quini” conocido futbolísticamente como “el Brujo” es a día de hoy un MVP de la historia de la liga.

Pero, y sabéis que en este post se va del pasado al futuro con estrepitosa necesidad, actualmente las siglas del jugador más valioso tienen nombre y apellidos.
M de Messi, V de Villa y P de Pedrito (o Pedro como quiere y debería llamársele ya).
Estos tres personajes suman en las competiciones oficiales la nada desdeñable cifra de cincuenta y seis chicharritos.
Uno más que todo el Real Madrid.
De señores es de reconocer que todo esto esta influido por el radar de Xavi Hernández, la electricidad de Andrés Iniesta y la ubicuidad del señor Sergio Busquets, dato importante ya que por otra parte formaban parte (excepto un argentino que se coló en el grupo y que no pudo marcar ante Sporting y Málaga), del equipo campeón de la última edición de la copa del mundo.
Detalles más o menos preocupantes como para entender el porqué de un calendario demasiado apretado para pararnos de repente a pensar las presumibles condiciones del beneficio por las fechas asignadas a los equipos en semanas apretadas de competición.
Opino que todo lo demás son excusas baratas o maniobras inteligentes de distanciamiento de una realidad que se basa en al menos, ganar un título.
Pero volvamos a las cifras:
Cristiano lleva veinticuatro goles mientras que entre Benzema, Higuaín y Adebayor suman once y, apreciación personal, solo un mediocampista (en plural mayestático) que se precie puede estar a la altura y se llama Özil con cinco dianas.
Detalles relevantes para expresar nueve, diez, quince o veinte quejas en hojas de reclamaciones inservibles.

Jornada veinticinco.

Trepidante parte de debajo de la clasificación con el empate del Hércules y del Sporting en casa complicándose la existencia con la victoria de un Levante sorprendente y un Racing espectacular a pesar de perder dos puntos en el último momento.
Todo ello sin contar un discutible arbitraje y una importantísima victoria del Málaga en el duelo fraticida andaluz del lunes.
El Valencia empieza a demostrar su tercer puesto mientras un correoso Villareal saca petróleo en Santander.
Bonito duelo en el Calderón entre dos rivales con altibajos emocionales en sus rostros; ¿resultado?, por supuesto empate.
Facilidad para los equipos catalanes en sus respectivos compromisos y excesiva complicación para un Madrid en el que Casillas asistió de espectador a un campo históricamente complicado.

Mención especial para todos los cuartos árbitros del campeonato.

Tenemos liga entre semana y tendréis dos post al precio de uno.

Hablamos el viernes.

1 comentario:

  1. Hugooo...Ya tienes otro seguidor mès...digo más...jejeje. Me gusto tu crítca sarcástica de la liga con mezcla de una melancólica actualidad.
    Un abrazo.
    Fdo.Vicente( el culé de la Cofra)
    P:D Ahora prefiero el Lyon en Champions...¿por qué?Por razones obvias, pero sere diplomatico, como tú...porque realmente, soy fan muy de Abidal

    ResponderEliminar