Vistas de página en total

lunes, 19 de diciembre de 2011

"RESERVADO AUTORIDADES"


En una de esas vueltas atrás que de vez en cuando pronosticamos en las pizarras difuminadas de tiza de aquel colegio que no era de pago, reflexionamos sobre el significado preciso de la palabra poder.
¿Conclusión?, poca cosa.
Entendemos el poder como maquillaje superfluo de alguna clase de carencia opresiva que nunca se presenta de frente.
El maquillaje lo entendemos como símbolo mundano de la infelicidad.
La carencia existe y a la vez se hace tangible en la pantalla obscena de cualquier red social que se precie.

En estas fechas navideñas que nos recuerdan todo aquello que una vez fue bonito, intento desde el silencio vacío de mi pequeño cuarto con patio interior razonar sobre la necedad impulsiva de la improvisación a la hora de tomar determinadas decisiones.
¿Conclusión?
Ninguna tampoco.

En la consigna marcada por aquello del que mucho abarca poco a prieta, el socio, dueño simbólico del club, opinará sin voz ni voto en las juntas generales anuales que sirven para poco más que respaldar los presupuestos marcados por alguno de los de allí arriba.
Y se aprobara la moción en medio de la comida organizada por el club.


-Y, cariño joder, que no avanzamos.-
  Dijo él después del chupito.
-Y es que siempre hubo clases y a ti te encontré en la calle.-
Contesto ella.

Desde lo más profundo de una ignorancia forjada en las aceras ignoro firmemente cual es el significado de todo aquello relacionado con la potestad.
 O vale (perdonen queridos lectores) desconozco el sentido de la palabra en sí.
Y, escuchen, sé lo que es estar en palco privado.

Algo tiene que tener cuando tantos y tantos mortales suspiraron por subirse al trono de aquel relativo éxito temporal de saberse superior.
Dentro de la más profunda burocracia pasional de un encefalograma plano, respiramos, desde las bajuras, los mortales que conseguimos ver el partido desde la grada casi sin pestañear y, más importante, sin saber si nos están enfocando.
En cambio allí arriba, en el lugar del estadio donde la política supera la ficción, los invitados sonríen y fingen hablar entre ellos murmurando blasfemias ante las masas sublevadas en esta réplica de circo romano.

Y al Cesar lo que es del Cesar.

El protocolo es esencial en cualquier nación civilizada que se precie y además está de moda en las altas esferas, gentes bien vestidas que ocupan asientos reservados en sitios privilegiados.

¿Conclusión?
Las juntas directivas deben ser plenos parlamentarios en miniatura en los que siempre gana la mayoría absoluta más cercana al poder, al poder o al querer, me refiero,  organizar comidas de confraternidad con rivales más débiles.
Porque si os digo la verdad, no sé que más hace una junta directiva.

Supongo que llevaran las cuentas; 
que tendrán abogados que llevaran las cuentas; 
que tendrán gestores que llevaran las cuentas; 
que tendrán periodistas que investigaran sus cuentas; 
que tendrán cuentas.

Que se juntaran en momentos de crisis para dar imagen de unidad.
Que harán comunicados oficiales.
Que tendrán abogados que redacten los comunicados oficiales.
Que habrá portavoces y gentes cercanas al club.
Que habrá responsables de comunicación.
Que habrá celebridades.

Y fiestas, aniversarios, promociones, celebraciones, actos privados, actos públicos, reuniones, charlas, simposios, presentaciones, despedidas, homenajes, desmentidos…
La de mi madre*
*(La de Dios)

Pero, permitirme aclararos, seguirá, mal que nos pese, existiendo ese mal necesario que hacen de las sociedades anónimas deportivas sean algo más que un club.

Yo me conformaría con ser delegado consejero del primer equipo.
No pido más.

viernes, 16 de diciembre de 2011

"SANGRE Y HONOR"


Un año antes de que Naranjito se hiciera conocido internacionalmente en aquel mundo industrial que observaba con expectativas aquel cambio de tendencia de un pequeño país en proceso democrático, en un insignificante emplazamiento escondido en un norte mágico y diferente donde las promesas se convertían en sacrificio, un acontecimiento de relevancia estaba a punto de ocurrir.

Aquel contexto del ochenta y uno poco tiene que ver con la imagen que ahora transmite un pequeño pueblo casi abandonado a la suerte de cuatro valientes de recuperar la memoria histórica de un lugar forjado a pico y pala.
Un sitio perdido en medio de lo más profundo de una región abrupta y cerrada a  posibles guerras frías en un exterior cercano y lejano.

Eran tiempos, de aquella, de una prosperidad nacida de la tranquilidad laboral de las gentes trabajadoras que poblaban en gran número aquella parroquia.

Podría daros datos etimológicos o históricos del lugar en cuestión, detalles bibliográficos de alto contenido en cifras que al final no representan nada más que subdivisiones territoriales, un censo electoral del que se sobreentiende, como en cualquier núcleo rural que se precie, un notable descenso de población en los últimos años.

Detalles que hablan mucho pero no dicen nada.

Las cuencas mineras, seguro que habéis escuchado hablar de ellas, son reductos todavía casi infranqueables que se resisten a olvidar su historia y sus gestas (muchas más de las que podríamos imaginar) evitando el paso de un tiempo pasado y que fue mejor.
La desindustrialización se encargó de continuar los pasos de la emigración juvenil en busca de sueños que cumplir.

Por tanto me gustaría reflejar el empuje de esas gentes y por esa misma razón destaco la importancia del enclave en cuestión.

Y es una cuestión de espíritu.

La personalidad, que como decía Jodoroswsky, es la malformación mental que nos va construyendo, depende de infinidad de factores que rodean al espíritu de cualquier mortal.
Y cuanto más pequeño es el entorno, más profundas y asentadas estarán las convicciones.

Tuilla es un pueblito asturiano de la cuenca del Nalón de unos novecientos habitantes de profunda tradición minera, se dice que el mismo nombre del pueblo significa eso, tierra de hulla.
Ahí comenzó la leyenda de uno de los protagonistas destacados del éxito de un deporte español que no ha llevado a cotas impensables una década atrás.
Una historia de triunfos, retos personales superados y de unas cifras que el tiempo pondrá en un lugar destacado en el almanaque de la competición.
Tengo entendido que el temor mayor de un deportista de élite nunca es a la derrota sino a la lesión y, por tanto, supongo que no serán unas navidades dulces para el siete de la selección.

Pero también sé de qué pasta viene el hijo de un minero.
Es cuestión de sangre.
Pronta recuperación.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

"JAQUE MATE"

En la ley del más fuerte, o si me apuras, en la ley victoriosa más inteligente, las jugadas más dañinas (en el mejor sentido de la palabra) son producto de múltiples reflexiones basadas en el trabajo de campo de la observación constante de tu enemigo.


Un enemigo simbólico en cada caso y probablemente de muchas descripciones ambiguas; un antagonista necesario en el juego del poder que tanto nos gusta; un rival digno que nos recuerda que el bueno necesita un gran oponente para destacar más la ansiada victoria.

En definitiva, un necesario compañero de viaje durante el transcurso inmoral de la contienda.

Los que tienen enemigos sabrán lo que digo, los que tienen amigos también.

Lo complicado muchas veces es mantener el pulso durante largo tiempo con demasiadas historias que alteran un contexto que obliga a parecer simple.

Solo ciertos mandatarios esculpidos en glorietas que alguna vez pudieran haber destacado por ser grandes estrategas en grandes batallas, solo ellos, supieron ser sabios en el noble arte de la guerra para pasar a la eternidad.

Y supongo que lo habrán conseguido al observar sus nombres expuestos al conocimiento de miles y miles de adolescentes con libros de texto que algún día olvidaran en cualquier barra de bar.

Inconscientemente necesitamos tener un adversario con el que luchar en estos tiempos de crisis en las que, valga la redundancia, todo el mundo le echa la culpa al de al lado, y ese será el que probablemente nos haga crecer.

Pero, un momento, ¿quién es mi contrincante?, me preguntaba el otro día al mirar la cartilla del banco ese que te quiere hacer bankero en una mañana lluviosa.

Y no hallé respuesta.

(Algo de eso debe tener el ajedrez que consigue que cada uno acabe luchando contra sí mismo)


Es entonces cuando nace el monstruo con el que no puedes luchar en igualdad de condiciones al evitar observar más de la cuenta algo que pudiera no gustarte.

Es cuando la cabeza funciona más rápido que la lógica adquirida por la experiencia de creer saber enfrentarte a situaciones límites y cuando por el contrarío la serenidad destaca por su ausencia en el electrocardiograma de la respiración.

Algo que, por ejemplo, los generales ignoran, los borrachos ocultan, los sabios rechazan, los enamorados disfrazan, los divorciados explotan, los artistas admiten en público, los policías temen, los futbolistas…

Somos (hablo siempre en general) lo suficientemente gilipollas (hablo siempre en general) como para caminar siempre por la ladera de la complicación absurda que muchas veces nos corroe por dentro para evitar exactamente lo contrario.

Aquello que debimos haber hecho en aquel momento, en aquel lugar.



Adivina adivinanza.



Presión: Coacción que se hace sobre una persona o colectividad

Y puedes ser el siete o incluso el diez.



Puedes inclusive llamarte Iñaki y vivir allá en el otro mundo.

domingo, 11 de diciembre de 2011

"HISTORIAS MÍNIMAS"


Caminaba entre las sombras de otra decepción, esperando, a los pies de su cama, la llamada de ese móvil que se resistía, mientras lo sujetaba entre las manos, a sonar.
A sus treinta y cinco años y tres psicólogos mantenía intacto el sueño adolescente de viajar a la India para conocer las costumbres que, creía, acercaban el espíritu a la paz.

Yo la conocí durante esa búsqueda mientras escapaba de un pasado y, supongo, nos aferramos los dos a ese objetivo marcado con fuego.
Ahora desde la distancia reconozco que los dos seguimos sin encontrarlo.

Pero prosigamos.


Observaba la televisión último modelo que no utilizaba habitualmente entre un silencio sepulcral  con la única iluminación de dos velas aromáticas que chispeaban.
La capital, tan llena de gente, puede llegar a ser hostil y violenta a la hora de la soledad, envolviéndola, en una capa de ansiedad y tristeza que embadurnaba el lienzo del pasado.
En la mesa del comedor dos fotos rotas de figuras exultantes en una playa del norte, en el pasillo la luz del baño encendida y desocupada, en la cocina,  oscuridad.
Se incorporo y dejó el teléfono en la mesa para encender otro cigarro más de la cuenta particular de las desdichas y se acercó a la ventana para espiar el mundo exterior del que cada día se sentía menos partícipe.

Era Diciembre y las Navidades amenazaban con volver a casa.

La calle estaba extrañamente desierta bajo un frío invernal y tan solo una pareja de enamorados retozaba en un banco bajo la atenta mirada de la luna llena.
Reflejada en el cristal de la ventana sonrió tímidamente intentando descubrir cualquier motivo al que poder agarrarse sin, de nuevo, alcanzar el éxito.
Sonó el teléfono a lo lejos que ella sorprendentemente evito contestar.
Con la mirada perdida en el infinito se limitó a seguir contemplando la fina lluvia.

El silencio, de repente, se transformo en un grito unánime en el exterior, ¡GOL!

Era un diez de Diciembre en Madrid a eso de la diez de la noche.

(A todas esas Diosas a las que no les gusta el fútbol)

miércoles, 7 de diciembre de 2011

"LA VIDA SIGUE IGUAL"

Tiempo de cambios dicen por ahí.


Después del vuelco electoral anunciado a bombo y platillo durante una campaña preelectoral demasiado, como decirlo, insulsa, me atreví a dudar de la necesidad de tal plataforma mediática que obligada por ley, induce a la intoxicación absurda de aquello llamado democracia.

¿Candidatos? los de siempre, el de aquí al lado y el vecino.

¿Proyectos?, los de siempre también, muchas palabras envueltas en algodones.

¿Debates?, uno. Muy malo por cierto.

Reflexión:
Ante el temor de posibles tecnócratas sentados en el trono he decidido, que conste en acta, seguir sentado en el sofá valorando la recuperación de la moneda única.


Hay algún día, de esos matutinos en albornoz, que de repente me pongo a pensar en la maldición Maya que amenaza el año entrante.

Tiempos de cambios dicen por ahí.

Acabamos año y por consecuente un nuevo ciclo vital disfrazado de calendario y no me gustan muchas cosas de lo que sucede a mi alrededor.

¿Sera la edad? Me pregunto en la taza del váter con una revista entre las piernas. No lo sé, no sabría responder.

Lo único que de vez en cuando percibo es un aroma a frustración de unas masas acomodadas en los años aquellos en los que parecía que todos los sueños iban a durar para siempre.

Incluso aquel de la no implicación real en un escándalo bursátil.

En fin, que eso, que las cosas se transforman a una velocidad espectacular para mi paz interior, una paz envuelta en llamas con cada titular aparecido en mi facebook personal y transferible.

Porque chicos, sin las nuevas tecnologías no somos nada.

Si, como dicen por ahí, alguna vez puede que fuéramos investigados, ahora, queridos míos, somos nosotros los que exponemos la información en primera línea.

Y no se ustedes pero a mí me da un poco de repelús.

Al final lo de siempre, cuatro botellines y un poco de dosis optimista desde un rincón del mundo de aquella máxima marxista de lo de cambiar el mundo y tal, noción aprendida durante los ensayos y que probablemente sea la percepción más jodida de la felicidad, esa en la que te acabas despertando interrumpiendo el mejor de los sueños que pudiste tener.

Los tiempos están cambiando compañeros.

Hace un año, creerme, no había ninguna clase de duda de un resultado final jugando en casa y, por sorprendente que parezca, en este momento sí existen en mi conciencia, producto de las muchas horas de reflexión al respecto, ciertas pequeñas dosis de inseguridad sobre ese resultado final.

Es justo en ese momento cuando dudo de un criterio demasiado condicionado por una prensa deportiva radical y mentirosa que, por una parte, hace crispar más o menos inconscientemente a una población preocupada, y por otra, la hace soñar y evadirse a mundos lejanos donde no tener, al menos por un momento, que pararse a pensar.

Terapias de grupo a las que, créanme, yo me sumo como el primero y disfruto como el último esperando ansioso al maravilloso espectáculo que nos van a mostrar.

Esta es semana de CLÁSICO y créanme que no es como las demás semanas aburridas y rutinarias que me toca vivir, esta es semana de CLÁSICO.

Ha mejorado el Madrid dicen los cronistas del Madrid, el Barcelona es tácticamente mejor, nos recuerda la prensa culé.

Abran juego señores que se disparan la apuestas.

Mañana después de todo volverá ser lunes y yo seguiré en el paro decía aquella canción portuguesa de la que no recuerdo el título.

¿O era argentina?

Que más da.