Vistas de página en total

miércoles, 14 de diciembre de 2011

"JAQUE MATE"

En la ley del más fuerte, o si me apuras, en la ley victoriosa más inteligente, las jugadas más dañinas (en el mejor sentido de la palabra) son producto de múltiples reflexiones basadas en el trabajo de campo de la observación constante de tu enemigo.


Un enemigo simbólico en cada caso y probablemente de muchas descripciones ambiguas; un antagonista necesario en el juego del poder que tanto nos gusta; un rival digno que nos recuerda que el bueno necesita un gran oponente para destacar más la ansiada victoria.

En definitiva, un necesario compañero de viaje durante el transcurso inmoral de la contienda.

Los que tienen enemigos sabrán lo que digo, los que tienen amigos también.

Lo complicado muchas veces es mantener el pulso durante largo tiempo con demasiadas historias que alteran un contexto que obliga a parecer simple.

Solo ciertos mandatarios esculpidos en glorietas que alguna vez pudieran haber destacado por ser grandes estrategas en grandes batallas, solo ellos, supieron ser sabios en el noble arte de la guerra para pasar a la eternidad.

Y supongo que lo habrán conseguido al observar sus nombres expuestos al conocimiento de miles y miles de adolescentes con libros de texto que algún día olvidaran en cualquier barra de bar.

Inconscientemente necesitamos tener un adversario con el que luchar en estos tiempos de crisis en las que, valga la redundancia, todo el mundo le echa la culpa al de al lado, y ese será el que probablemente nos haga crecer.

Pero, un momento, ¿quién es mi contrincante?, me preguntaba el otro día al mirar la cartilla del banco ese que te quiere hacer bankero en una mañana lluviosa.

Y no hallé respuesta.

(Algo de eso debe tener el ajedrez que consigue que cada uno acabe luchando contra sí mismo)


Es entonces cuando nace el monstruo con el que no puedes luchar en igualdad de condiciones al evitar observar más de la cuenta algo que pudiera no gustarte.

Es cuando la cabeza funciona más rápido que la lógica adquirida por la experiencia de creer saber enfrentarte a situaciones límites y cuando por el contrarío la serenidad destaca por su ausencia en el electrocardiograma de la respiración.

Algo que, por ejemplo, los generales ignoran, los borrachos ocultan, los sabios rechazan, los enamorados disfrazan, los divorciados explotan, los artistas admiten en público, los policías temen, los futbolistas…

Somos (hablo siempre en general) lo suficientemente gilipollas (hablo siempre en general) como para caminar siempre por la ladera de la complicación absurda que muchas veces nos corroe por dentro para evitar exactamente lo contrario.

Aquello que debimos haber hecho en aquel momento, en aquel lugar.



Adivina adivinanza.



Presión: Coacción que se hace sobre una persona o colectividad

Y puedes ser el siete o incluso el diez.



Puedes inclusive llamarte Iñaki y vivir allá en el otro mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario