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miércoles, 7 de diciembre de 2011

"LA VIDA SIGUE IGUAL"

Tiempo de cambios dicen por ahí.


Después del vuelco electoral anunciado a bombo y platillo durante una campaña preelectoral demasiado, como decirlo, insulsa, me atreví a dudar de la necesidad de tal plataforma mediática que obligada por ley, induce a la intoxicación absurda de aquello llamado democracia.

¿Candidatos? los de siempre, el de aquí al lado y el vecino.

¿Proyectos?, los de siempre también, muchas palabras envueltas en algodones.

¿Debates?, uno. Muy malo por cierto.

Reflexión:
Ante el temor de posibles tecnócratas sentados en el trono he decidido, que conste en acta, seguir sentado en el sofá valorando la recuperación de la moneda única.


Hay algún día, de esos matutinos en albornoz, que de repente me pongo a pensar en la maldición Maya que amenaza el año entrante.

Tiempos de cambios dicen por ahí.

Acabamos año y por consecuente un nuevo ciclo vital disfrazado de calendario y no me gustan muchas cosas de lo que sucede a mi alrededor.

¿Sera la edad? Me pregunto en la taza del váter con una revista entre las piernas. No lo sé, no sabría responder.

Lo único que de vez en cuando percibo es un aroma a frustración de unas masas acomodadas en los años aquellos en los que parecía que todos los sueños iban a durar para siempre.

Incluso aquel de la no implicación real en un escándalo bursátil.

En fin, que eso, que las cosas se transforman a una velocidad espectacular para mi paz interior, una paz envuelta en llamas con cada titular aparecido en mi facebook personal y transferible.

Porque chicos, sin las nuevas tecnologías no somos nada.

Si, como dicen por ahí, alguna vez puede que fuéramos investigados, ahora, queridos míos, somos nosotros los que exponemos la información en primera línea.

Y no se ustedes pero a mí me da un poco de repelús.

Al final lo de siempre, cuatro botellines y un poco de dosis optimista desde un rincón del mundo de aquella máxima marxista de lo de cambiar el mundo y tal, noción aprendida durante los ensayos y que probablemente sea la percepción más jodida de la felicidad, esa en la que te acabas despertando interrumpiendo el mejor de los sueños que pudiste tener.

Los tiempos están cambiando compañeros.

Hace un año, creerme, no había ninguna clase de duda de un resultado final jugando en casa y, por sorprendente que parezca, en este momento sí existen en mi conciencia, producto de las muchas horas de reflexión al respecto, ciertas pequeñas dosis de inseguridad sobre ese resultado final.

Es justo en ese momento cuando dudo de un criterio demasiado condicionado por una prensa deportiva radical y mentirosa que, por una parte, hace crispar más o menos inconscientemente a una población preocupada, y por otra, la hace soñar y evadirse a mundos lejanos donde no tener, al menos por un momento, que pararse a pensar.

Terapias de grupo a las que, créanme, yo me sumo como el primero y disfruto como el último esperando ansioso al maravilloso espectáculo que nos van a mostrar.

Esta es semana de CLÁSICO y créanme que no es como las demás semanas aburridas y rutinarias que me toca vivir, esta es semana de CLÁSICO.

Ha mejorado el Madrid dicen los cronistas del Madrid, el Barcelona es tácticamente mejor, nos recuerda la prensa culé.

Abran juego señores que se disparan la apuestas.

Mañana después de todo volverá ser lunes y yo seguiré en el paro decía aquella canción portuguesa de la que no recuerdo el título.

¿O era argentina?

Que más da.

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