Estoy sentado en el salón, es a nivel histórico mi noveno mundial y, probablemente el primer mundial en el que me puedo reconocer experto en el noble arte de saber no solo ver, sino valorar...
Aún así no juzgo a quien tiene el honor de participar en la final de una copa del mundo; para mí seria algo impresionante el participar con la camiseta de tu nación en algo tan importante y mediático.
Méjico ha empezado bien. Dispone de buenos jugadores y su sistema es decente.
Sudáfrica es un equipo luchador y su técnico tiene experiencia suficiente como para dar la sorpresa; todo esto con un dato a favor, al ser los anfitriones se que pueden dar alguna noticia del día.
España ha aterrizado hoy en Durban. Somos los últimos en llegar y esperemos que sea premonitorio. (Dios quiera que seamos los últimos que nos vayamos del paradisiaco continente africano).
Ganar el Mundial no solo es estadístico, es histórico. Seriamos el primer equipo en ganar en el más viejo continente de la historia de la humanidad.
Este país situado en el extremo meridional de África con tres capitales. Pretoria (administrativa), Bloemfontein (judicial) y Ciudad del Cabo (legislativa), demuestran la expansión de un país, y no un país, sino todo un continente, que, a pesar de las dudas de la seguridad en un mundo diferente y quizás hostil en algunos aspectos que se nos escapan de las manos, es por otra parte hospitalario y sencillo por sus circunstancias históricas.
Creo firmemente que por supuesto que se merece ser el país organizador de este evento.
A destacar un personaje que inteligentemente utilizó el deporte como solución al problema étnico y político de un país acostumbrado a subsistir a base costumbres, leyes y maneras más acordes con el siglo pasado que con el comienzo del nuevo milenio.
Ese señor se llama Nelson Mandela y utilizó la final de la copa del mundo de Rugby en el estadio de Elis Park de Johannesburgo para hacer una cruzada contra el “apartheid” utilizando el equipo (sin contar con el apoyo de la población negra que lo identifica con las instituciones más radicales y xenófobas del régimen) y, aún siendo ya presidente del país, (tampoco contaba con el apoyo unánime de la minoría blanca que se muestra temerosa de cualquier posible revanchismo del nuevo gobierno),se le antoja una empresa como mínimo difícil de encauzar.
Es, en este caso el deporte y por que no decirlo, el triunfo de la selección sudafricana, lo que demuestra más que nadie que el noble arte de la competición deportiva si puede, en algunas ocasiones, cambiar la mentalidad de una sociedad condenada al desastre.
Quizás, que este Mundial se celebre en estas tierras se lo debemos a ese personaje que dieciocho años de su existencia estuvieron enclaustrados en a favor de la épica causa de la búsqueda de una normalidad tan difícil de encontrar.
Permitirme dejarle en esta primera jornada del Campeonato, una especie de homenaje a una figura a la que, en este caso sí, el tiempo le dará la razón.
Cero a cero en el descanso que es el tiempo que estoy ocupando a escribir este nuevo post de un blog, a pesar de a quien le pese, que se dedicará a analizar las buenas costumbres de los participantes,
Pa lo malo ya están los diarios de tirada nacional.
Naranjito está escondido en la grada ente la gente de Sudáfrica y me cuenta que aquello es una fiesta que nadie se debería perder.
Olé sus huevos.
viernes, 11 de junio de 2010
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