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miércoles, 30 de junio de 2010

"PK2"

Vamos por partes como dijo Jack el destripador y mis colegas de Estopa.

Hemos ganao.

Parte A.
Estamos en cuartos.

Parte B.
Había una vez un local en una ciudad costera que vivía del verano en verano y del Inserso en invierno. Había una ciudad lejana de mi paraíso natural en la que, en ciertos veranos de mi adolescencia me servia de nirvana ocasional para, por que no decirlo, aprender los limites de los excesos que me podía poner en vereda cualquier aspirante a diosa en la contraportada del “AS” de turno.
Nunca conseguí llegar a más que mi ego.
Pero, repito, vayamos por partes, había un local que tenía un nombre singular y que me sirve de titulo para un nuevo post de este Naranjito el tontuno que, os aviso, se creo para y únicamente el mundial, pero que después de los ruegos interiores de mi subconsciente continuará de forma progresiva durante todo el próximo ejercicio liguero.

A lo que voy, el local se llama Pecados pero se escribe así, PK2.

Y me vale.

Lujuria: Vicio consistente en el uso ilícito o en el apetito desordenado de los placeres carnales. Osease, Sara o cualquier otra mujer que se encuentre cerca de cualquier seleccionado.

Gula: exceso en la comida o en la bebida pero en el caso futbolístico que nos toca, exceso en todo lo relacionado con lo líquido.

Avaricia: Afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas. La cuestión es saber, como siempre, administrar algo efímero en demasiadas crónicas de periódicos populistas y deportivos.

Pereza: Negligencia, tedio o descuido en las cosas a las que estamos obligados.
Yo, por ejemplo debería estar durmiendo pero ayer ganó España.

Ira: Pasión del alma que causa indignación o enojo.
Podría contaros mil historias de sentir esa sensación y podría arrepentirme de cada una de ellas.
Y más cuando nos toca a los que estamos cerca.
En fin, a veces es la pasión de saberte ganador perdiendo.

Envidia: Tristeza o pesar del bien ajeno.
Y creer que en este caso no hablo concretamente de Portugal ya que no lo vi en ningún momento a la altura.

Soberbia: altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros.
Y podría tener un nombre y un apellido pero dejemos de echar las culpas a Pellegrini.

Pero hablando del local en sí diré que en el año noventa y cuatro disfruté en silencio el codazo de Tassoti a Lucho, a mi Lucho jugando al futbolín.
Eran veranos jugosos e inocentes en los que cualquier cosa parecía merecer la pena.
Si hablamos de los siete pecados capitales permitirme hablar del siete de la selección.
Otra vez.
Por que lo que está consiguiendo tardaremos en darle importancia.
Dos nombres:
Sergio que ha cuajado uno de los mejores partidos que yo recuerde y Fernando que fue salir al campo y cambiar el partido.
Del otro Fernando seguiremos esperando que nos deleite en la final.
Ya lo ha hecho.

Y nada más pecadores.

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